Capítulo 8
Oneka Zubiaurre
Salimos de la habitación de Jose y nos fuimos al despacho del jefe de Cristóbal. De este Amanda sabía muy poco. Solo sabía que era el jefe de su padre pero no sabía nada más. También tuvimos que preguntar en recepción para saber dónde estaba el despacho del jefe de la empresa. Para que nos dieran esta información tuvimos que sacar nuestras *placas* porque no nos creían. Cuando se las enseñamos nos dijeron que estaba en la última sala del pasillo. Cuando nos dijeron eso nos fuimos hacia la última sala del pasillo, la verdad es que el pasillo era muy largo. Cuando llegamos tocamos la puerta para poder pasar, una voz ronca nos indicó que podíamos pasar.
Cuando llegamos al despacho, vimos a un hombre con cara de estar aterrado. Cuando le dijimos quienes éramos él se puso muy nervioso e intentó ir al baño. Nosotros le paramos y le dijimos que se sentara. Se sentó. Nos dijo que qué queríamos y le dijimos que solo queríamos hacerle unas cuantas preguntas acerca de Cristóbal. Cuando escucho el nombre Cristóbal empezó a llorar y a decirnos que él no lo quería hacer, que fue un accidente. De mientras que nos decía todas esas cosas, yo dije que iba al baño pero en vez de ir al baño fui a llamar a la policía para que trajeran refuerzos. Bueno a llamar no porque no podía pero le mandé un mensaje a mi madre para que viniera.
Cuando llegaron a la empresa, arrestaron al jefe de Cristóbal. Mi madre vino corriendo a donde mi a darme un abrazo y decirme que si estaba bien yo le dije que sí con la cabeza. Amanda y yo fuimos en su coche. Cuando llegamos a comisaría, yo iba a bajarme del coche y Amanda me cogió del brazo. Me miró y me dijo que muchas gracias por ayudarle a encontrar a el asesino de su padre. Yo le eché una sonrisa porque la verdad no me apetecía escribir nada. Estuvimos cinco minutos más mirándonos y al final sentí esa chispa. Justo cuando sentí esa chispa Amanda me dio un beso. Me impacté pero no me molestó al fin y al cabo esa chispa solo significa una cosa: que me gustaba Amanda. Por ejemplo, con Paula no sentí esa chispa. Estuvimos un buen rato en el beso. Hasta que nos separamos para irnos a la comisaría. Cuando salimos del coche, fuimos a la comisaría dados de la mano, tal vez era muy pronto pero eso me daba igual. A ella no le importó desde ningún momento que fuera mudo.
Cuando entramos a la comisaría nos soltamos y fuimos a donde mi madre para preguntarle donde estaba el jefe de Cristóbal. Mi madre nos dijo que estuviéramos tranquilos, nos dijo que si queríamos el puesto en la comisaría que lo teníamos en nuestras manos. También nos dijo que tendríamos que ser compañeros y tendríamos que ir a los casos juntos. Nos miramos y luego le miramos a nuestra madre. Le dije que sí con la cabeza y Amanda le dijo que sería un placer.
Amanda le dijo a mi madre que quería hablar un minuto con el asesino de su padre. Mi madre le dijo que normalmente no dejaban a la gente que viera a los asesinos pero como ahora ya éramos policías pues sí que le dejó. Mientras que Amanda hablaba con el asesino de su padre, mi madre me dijo que le acompañara a una sala para que me diera las verdaderas placas. Cuando me las estaba dando, saqué mi pizarra y le pregunté por qué nos había dado tan rápido el trabajo. Ella me respondió que cada vez había menos gente en la comisaría trabajando y que necesitaban personal por que hace unas semanas unos policías se jubilaron y necesitaban a gente. Cuando mi madre me contaba eso yo me di cuenta de que ella quería llorar pero no quería hacerlo delante de mí. Le abracé durante un buen rato. Me dio las placas y salimos de aquella estrecha sala.