CAPÍTULO 9!

Por Oneka Zubiaurre.

Cuando salimos de la sala me di cuenta de que mi madre tenía razón, necesitaban gente, casi toda la gente que había allí era mayor de 50 años y yo sabía que gente con esa edad no podía andar persiguiendo a gente todo el día. Le cogí del brazo a mi madre y le escribí que conocía a un amigo dos años más mayor que yo y que también estudiaba para ser inspector. Mi madre me miró con una sonrisa y me dijo que si podía, que le llamara para que al día siguiente a primera hora se pasara por la oficina. Yo le dije que vale con la cabeza.

Tuvimos que esperar un poco a Amanda porque parecía muy interesada en lo que le estaba contando el jefe de su padre. Amanda intentaba ser amable, pero yo sabía que no le estaba haciendo ni media gracia lo que le estaba diciendo el jefe de su padre. Amanda estaba muy nerviosa y cuando empezó a dar pataditas al suelo supe que tenía que entrar a tranquilizarla. Justo cuando entré, Amanda se levantó tan rápido y bruscamente de la silla que la tiró. Le cogí y le di un abrazo para que se tranquilizara. Ella empezó a llorar en mi pecho mientras yo le daba caricias en la cabeza.  Me despedí del asesino del padre de Amanda y nos fuimos de esa sala.

Le escribí a Amanda para que me dijera qué había pasado y ella me dijo algo que me dejó impactado. Resulta que su padre murió accidentalmente. Su padre fue a la noche a la empresa para hablar de un tema muy importante con su jefe. Cuando llegó el jefe de Cristóbal estaba muy enfadado con él porque hacía un par de días que no iba a la oficina a trabajar, esos días fueron como diez y por eso estaba muy enfadado. Cristóbal le dijo que eso fue porque estuvo unos días con su amante de vacaciones. Al jefe de Cristóbal le sentó fatal lo que le dijo porque su jefe siempre había estado enamorado de la madre de Amanda. Le pegó un puñetazo y sin querer Cristóbal se dio con la mesa.

Cuando Amanda terminó de contarme la historia comprendí que estaba pasando por un momento muy duro y que necesitaba el apoyo de alguien que en ese momento era yo. Le abracé con más fuerza todavía y le cogí la mano para que me la apretara. Estuvimos así un buen rato hasta que mi madre nos dijo que si íbamos a estar así toda la tarde y todos nos reímos. Al fin y al cabo, estábamos todos juntos. Mi madre nos dijo que nos podíamos ir a casa. Amanda y yo pensamos que podíamos hacer algo ya que eran las siete y quedaba mucha tarde todavía. Pensamos un par de planes, pero al final nos decidimos por ir a por un chocolate caliente y churros, luego iríamos a mi casa a pasar la tarde y ella se quedaría a dormir a mi casa.

Cuando íbamos a salir de la comisaría mi madre me dijo que al final a dónde íbamos y yo le escribí que íbamos a por el chocolate y churros y luego a mi casa a pasar la noche. Ella me echó la mirada que toda madre te echaría cuando le dices ese plan. Le dediqué una sonrisa y me fui con Amanda.