12, 13 eta 14 kapituluak.

                                                                                                                                                                         Oneka Zubiaurre

CAPíTULO 12

Le escribí a Amanda para que le dijera a mi hermana que nos íbamos a la comisaría para una entrevista de trabajo, (Mentira). Mi hermana le dijo que vale sin saber que íbamos a saber algo de mi madre.

Cogimos los abrigos y nos fuimos al coche de Amanda. Hacía mucho frío pero nos aguantamos porque había cosas más importantes la verdad y esas cosas en ese momento eran mi madre.

Cuando llegamos a la comisaría estaba muy muy nervioso pero a pesar de eso seguía con una sonrisa en la cara. Tan solo con ver de lejos la comisaría me empecé a preocupar y a pensar en todas las cosas que le podrían haber pasado, desde un robo a un asesinato pero no quería pensar demasiado porque sería peor.

Cuando entramos a la comisaría estaba muy preocupado por lo que me podrían decir. Lo primero que recibimos al entrar a la comisaría fueron las miradas de todo el mundo, pero después nos vinieron a preguntar qué le había pasado a mi madre.

Cuando se lo estaba escribiendo a una compañera de mi madre salió el jefe de la comisaria. Me miró y me dijo que fuera a donde él. Parecía preocupado. ¡Qué bien! Le cogí la pizarra a la amiga de mi madre y le escribí a Amanda para que me acompañase porque no quería ir solo a hablar con el jefe de mi madre.

Cuando entré al despacho del jefe de mi madre me preguntó qué tal estaba y que me sentara. Le escribí que mi madre no me contestaba y que no respondía a mis llamadas. El jefe de mi madre me miró como si se lo imaginara y me dijo que había recibido una llamada del hospital…

CAPíTULO 13

Se me hizo un nudo en la garganta impresionante y empecé a pensar 400 cosas que le podrían haber pasado a mi madre: un accidente, infarto, suicidio… No quería ni pensarlo. Decidí escribirle al jefe de mi madre para darle muchas gracias por todo y a Amanda que si podíamos por favor ir al hospital. Obviamente ella me dijo que sí y nos fuimos para el coche.

Nos subimos a el coche y pusimos música. Amanda intentaba sacar tema de conversación y no quería quedar mal y me habría gustado responderles bien a todas sus preguntas (que tampoco podía hablar pero bueno) y no haber zona tan borde pero en esos momentos, solo quería pensar en que a mi madre no le había pasado nada.

Cuando llegamos al hospital entre corriendo y pregunté por mi madre. Amanda iba por detrás y me dijo que le esperara. Me paré. Cuando Amanda me alcanzó me dijo que ya podía ir hacia la sala. NO. No podía moverme. Es una cosa que me lleva pasando desde los quince años: cuando algo me preocupa o no me agrada me quedo parado y no me puedo mover. Estuve cinco minutos sin poder moverme hasta que se me pasó. ¡Solo estuve cinco minutos! Nuevo récord.

Cuando entré a la sala en la que estaba mi madre me tranquilicé al verle su típica sonrisa de mamá. Para mí esa sonrisa me decía que estaba bien. Menos mal. Me acerqué a ella y le escribí que estaba bien y para preguntarle qué había pasado. Ella me dijo que estuviera tranquilo, pero que tendría que estar una semana más o menos cuidando a mi hermana porque según el médico estaba frágil y necesitaba reposar.

Le escribí que estuviese tranquila y que confiara en mí. Pero aún así le escribí que qué había pasado. Ella me dijo que había sido un infarto. Me volví a quedar inmóvil. Se ve que estaba muy estresada estos días con su trabajo y que se estresó demasiado.

                                                                  CAPíTULO 14

Semanas después mi madre salió del hospital y Amanda y yo nos queríamos mutuamente. Todo  le gustó mucho. Después les fue genial y además entraron otras cuatro personas a la oficina y por fin se rejuveneció. Eso a mi madre le vino estupendamente y por fin se jubiló. Amanda y yo nos quedamos como coordinadores y llevamos muy bien la oficina.

Después de todo parece que la vida no me iba tan mal, ya que una noche que estaba con Amanda tenía tantas ganas de hablar con ella que cuando me dijo te quiero, yo conseguí hablar. ¡Sííí!

Había recuperado el habla y por fin podía hablar. Cuando llegué a casa mi madre no se lo creía y yo estaba dando saltitos en mi interior. Estaba feliz muy feliz la verdad.

Claramente fuimos a el hospital y dijeron que ellos ya sabían que yo me iba a volver a hablar y eso me sorprendió un poco pero no podía pensar en otra cosa que en ser feliz y poder hablar.

Feliz, esa es la palabra correcta para describir cómo estaba. Feliz.